Foto: Trencadís (cerámica fragmentada) en el Parc Güell de Barcelona

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sábado, 29 de mayo de 2010

Realismo Mítico

Tláloc, Dios de la lluvia. Mural del paraíso terrenal, Teotihuacán.
El fraile franciscano Bernardino de Sahagún en su obra monumental "Historia General de las cosas de Nueva España", en la que trabajó durante treinta años, escrita en castellano y nauatl, dejó las siguientes palabras sobre este dios:
Capítulo IV, trata del dios que se llamaba Tláloc Tlamacazqui. "Este dios llamado Tláloc Tlamacazqui era el dios de las lluvias. Tenían que él daba las lluvias para que regasen la tierra, mediante la cual lluvia se criaban todas las yerbas, árboles y frutas y mantenimientos. También tenían que él enviaba el granizo y los relámpagos y rayos, y las tempestades del agua, y los peligros de los ríos y de la mar. En llamarse Tláloc Tlamacazqui quiere decir que es dios que habita en el Paraíso Terrenal, y que da a los hombres los mantenimientos necesarios para la vida corporal. "


¡La naturaleza! Nos rodea y nos ciñe; somos incapaces de salir de su ámbito e incapaces también de penetrar en ella más profundamente...
Vivimos dentro de ella y le somos ajenos. Habla con nosotros sin cesar y no nos revela su arcano...
A cada uno se le aparece en una figura peculiar. Se esconde bajo mil nombres y formas y es siempre la misma...

Goethe


El texto que sigue a continuación forma parte del primer capítulo titulado "La concepción de la realidad" de la obra de Paul Westheim "Ideas fundamentales del arte prehispánico en México", Alianza Editorial, Madrid 1987.
"Dada la visión de la naturaleza del hombre de pensamiento mágico, el quehacer artístico precolombino constituye una vía para descifrar los misterios de la existencia humana y de las fuerzas sobrenaturales y un procedimiento para fijar los acontecimientos cíclicos, el curso renovado del tiempo y la intervención del hazar. Como señala Paul Westheim, la mitología del espíritu precortesiano exige métodos de elucidación apropiados para reconocer la deslumbrante originalidad de sus valores y formas, para comprender la visión del mundo que cada artista anónimo se propuso transmitir mediante el volumen o el color y para escribir la estructura cultural que determinó esas creaciones". (De la contraportada del libro)
Desde España un saludo especial a los visitantes de México a este blog.


La realidad que el hombre es capaz de captar es una interpretación de la realidad. "El mundo es mi representación", dice Schopenhauer. El hombre "no conoce ningún sol ni ninguna tierra, sino sólo ese ojo suyo que ve un sol, sólo esa mano suya que toca la tierra", y sólo conoce ese espíritu suyo que capta sol y tierra y todo lo demás y lo interpreta según su conocimiento.

Códice precolombino de Laud



La realidad como tal ha sido idéntica e inmutable desde que existe nuestro mundo, pero lo que cambia constantemente es la interpretación mediante la cual el hombre se esfuerza por comprener el misterio de la realidad. Para la ciencia, que es una de las interpretaciones del universo -la actual-, ese cambio se llama "progreso científico" y consiste en adquirir nuevos conocimientos y desechar como anticuados y anticientíficos los conocimientos que en épocas pasadas se consideraban "hechos incontrovertibles". En el curso de siglos y milenios, la humanidad ha encontrado nuevas explicaciones para los mismos fenómenos naturales; y en cada caso la última le ha parecido la única acertada. Durante miles de años antes de Kepler se creyó que el sol recorría la bóveda celeste por encima de la tierra, y esta creencia era una de las bases más firmes de las ciencias naturales. Los griegos la personificaban en la imagen de Apolo que conducía el carro del sol a traves de las regiones del éter. Hasta el momento, muy reciente, en que se logró la fisión del átomo, lo cual dio lugar a una transformación revolucionaria del pensamiento científico, todo el mundo "sabía" que el átomo era una unidad última e indivisible, e incluso con este "conocimiento" se trabajaba en la práctica científica, así como en la actualidad se empieza a emplear prácticamente la energía atómica. Ya Newton dijo que en el fondo no existen las llamadas leyes de la naturaleza; que éstas no pasan de ser fórmulas, útiles para comprender algunos de los fenómenos naturales. Fórmulas, podemos agregar, que, según el nivel científico de cada época y el concepto del mundo expresado en él, han servido para comprender un fenómeno de otra índole, inquietante desde los albores de la humanidad: el antagonismo entre el hombre y el universo.


Folio I del códice Fejévári-Mayer. La cubierta de este manuscrito precolombino presenta los conceptos de orden cósmico: los cuatro puntos cardinales están relacionados con los colores particulares, pájaros y árboles con un marco en forma de cruz de Malta con 260 puntos, en alusión a la rueda calendárica y a su finalización.


El mito es asimismo una de las interpretaciones de la realidad: es la realidad tal como la interpreta el hombre partiendo de la existencia y el obrar de fuerzas sobrehumanas, a las que su imaginación da la forma sensible y corpórea de deidades. Hechos que a nosotros nos parecen "naturales", porque disponemos de una explicación física racional que así nos la hace ver -por ejemplo, el eclipse de sol, producido por la interposición de la luna entre la tierra y el sol-, son para el pensamiento mágico-mítico sobrenaturales, misterios sólo explicables como acciones de los dioses. Nuestra interpretación científica de la lluvia -el agua desde la superficie de la tierra sube, convertida en vapor, a la atmósfera, forma nubes y vuelve a caer a la tierra- no hubiera bastado al hombre precortesiano.

Montaña por la que asciende la lluvia en el Paraíso Terrenal o de Tláloc


También él, gran observador de la naturaleza, sabía que la lluvia caída del cielo no es sino la humedad que asciende de la tierra. Pero ¿como llega al cielo? No puede pensar en procesos de transformación que se realizan de un modo automático, ni creer que fenómenos como la lluvia -que unas veces aparece en forma de aguaceros torrenciales y otras no se presenta en absoluto-, como el crecimiento de las plantas, el movimiento del sol y la luna, el soplar del viento, sean de índole puramente física. También él busca una explicación causal. Pregunta cuál es la potencia que provoca estos fenómenos; y sólo si logra personificar aquella como espíritu, demonio o deidad, sabe que éstos pueden suceder y suceden en realidad. Según su modo de pensar la lluvia necesita, para ascender la ayuda de una divinidad o de seres al servicio de ella. Estos seres son las serpientes de nubes, que moran en el interior de las montañas. Las montañas mismas son consideradas una especie de recipientes de agua. "Por fuera son de tierra, como si fuesen casas llenas de agua" (Sahagún). Las serpientes de nubes se empapan de agua y luego suben al Cielo. Por orden del dios de la lluvia se desprenden allí de su valiosa carga, y la lluvia cae a la Tierra. Así, la serpiente de nubes partida en dos representa en el Tonalámatl el fin de las lluvias, el comienzo de la estación seca. Según otra versión, las serpientes de nubes suben el agua a la morada del dios de la lluvia, donde la vierten en cuatro estanques. Allí los Tlaloques, auxiliares de Tláloc, llenan sus vasijas; luego, una vez más por orden suya, la rompen con palos, y el agua riega los campos. Las serpientes de nubes vuelven a su morada en el interior de los cerros y duermen durante la estación seca, hasta que las despierta la voz del dios de la lluvia -el trueno- y les ordena que reanuden su actividad. También se creía, tercera versión del mito, que la diosa de la Luna recoge el agua en una olla -la olla en cuyo interior se encuentra un conejo, que es uno de sus atributos- y que después la vuelca boca abajo, haciendo que el agua se derrame en la tierra. (El mito mexicano explica la menstruación por el desbordamiento de la vasija que llena la diosa de la Luna durante determinado periodo, creando un nexo entre el hecho fisiológico y el astro nocturno. El recipiente de la diosa lunar se consideraba asimismo como símbolo del útero). La olla de la diosa lunar sirve además para interpretar otro fenómeno natural: el crecer y menguar de la Luna. La Luna crece porque cada día aumenta la cantidad de agua dentro de la vasija y mengua porque la diosa poco a poco va vertiendo su contenido. Para que el agua no inunde al mundo, el lucero del alba, precursor del Sol, mata con su flecha a la serpiente nocturna del agua. Luego le cuenta al águila lo que hizo. Esta le ordena al halcón que le traiga la serpiente muerta y la devora. En una imagen Maya (Codice Tro-Cortesiano, lamina 15, imagen de la derecha), el dios de la lluvia (Tlaloc) golpea con el hacha "que abre camino a las nubes" un rectángulo, que, según los jeroglíficos inscritos en él, simboliza la bóveda celeste. De este Cielo rectangular pende boca abajo una olla. El agua de la lluvia cae sobre el cuerpo de la serpiente de nubes; entonces ésta, que previamente ha subido el agua al Cielo, vuelve a bajarla a la tierra.
El Sol avanza por el Cielo, porque cuando nace, lo pone en marcha el soplo del dios del viento; se mantiene en la altura gracias a las dos serpientes rojas llamadas Xixiuhcoa, que lo conducen durante su carrera. En el Códice Vindobonensis una de ellas lleva el Sol a cuestas.

El hecho de que el árbol dé frutos, frutos comestibles, sólo puede explicarse suponiendo la intervención de un ser divino que los baja del Cielo. Esa Pomona mexicana es la cigarra. Los dioses atavían a esa hija suya con suntuosos "vestidos", es decir, con los botones de los árboles frutales, "con todos los botones que hay". Adornada de tal manera, suele presentarse algunos meses antes de empezar la estación de las lluvias, precisamente en la temporada en que maduran muchas frutas. Ella es quien las trae, y con su chirrido invita a los hombres a tomarlas. Ya "desvestida", regresa al Cielo. Luego la diosa de la Tierra y de la Luna recoge en las diferentes partes del mundo los "vestidos", o sea las flores, y las cuelga como estrellas en el Cielo nocturno -algo como una resurrección-, hasta que en el año siguiente sirven de nuevo para "ataviar" a la cigarra.

Para el pensamieno mítico la causa operante es siempre acto de los dioses. "No hay ninguna cosa puramente pensada o imaginada que no sea al mismo tiempo algo real y operante", dice Ernst Cassirer (Philosophie der Symbolformen), hablando del mito. El pensamiento físico-matemático, en cambio, es más bien construcción abstracta. Se esfuerza por desarrollar métodos adecuados para transformar la cosa puramente vista en cosa pensada. Desmaterializa el fenómeno para reducirlo a elementos radicales que hagan posible su clasificación, es decir, para comprobar a) los elementos idénticos, de los cuales resultan coincidencias, b) los elementos disímiles, de los cuales resultan diferencias. De esta suerte se crean normas en que basar un orden y un sistema científico. El homo sapiens es una abstracción de ese tipo. Unamuno (del sentimiento trágico de la vida), que contrapone al hombre abstracto con el hombre de carne y hueso dice de aquél: "Un hombre que no es de aquí o de allí, ni de esta época o de la otra, que no tiene ni sexo ni patria, una idea, en fin. Es decir, un no hombre." Max Planck definió alguna vez la tarea de la física en la forma siguiente: "El físico tiene que medir todas las cosas mensurables y reducir todas las cosas inmensurables a mensurables." Para el pensamiento propio de las ciencias naturales, la explicación de la realidad es la fórmula; en el pensamiento mítico lo es la deidad.El mito es para el hombre del México prehispánico la realidad que forma e informa su vida, su pensamiento, su fe, su conciencia y también su subconsciente. Gracias al mito comprende el cosmos y su propia posición en él. En el mito descubre el sentido y significado de su circunstancia terrestre y de sus vivencias metafísicas -entre las cuales, para su modo de pensar, no hay límite, ni diferencia: no distingue entre los fenómenos sensibles y los suprasensibles. El mito es una fuerza más vigorosa y arraigada en estratos más profundos que la razón. Para el hombre que no adquiere sus conocimientos mediantes procesos de abstracción, el mito es la ciencia que le pone en condiciones de resolver sus problemas vitales a su propia manera, es decir, de acuerdo con sus representaciones. No pregunta si acaso puede haber otras soluciones; está convencido de que las únicas exactas, acertadas y posibles son las que le ofrece el mito -que, según Durkheim (Les formes élémentaires de la vie religieuse), refleja asimismo la estructura de la sociedad en cuyo seno surge- se hallan reunidas las experiencias, legadas de generación en generación y a las que la comunidad debe propiamente su existencia, que la van modelando y sin las cuales no puede subsistir. Que al dios del Sol haya que alimentarlo con sacrificios y que el sacrificio del hombre sea necesario para que la deidad conserve sus fuerzas, no es para el mundo mesoamericano una representación que se pueda tomar o dejar: es un hecho tan real como lo es para el químico que el agua se compone de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Así, la profecía de un sacerdote maya, mencionada en el Libro de Chilam Balam de Tizimín, que se refiere a la llegada de los españoles, es, desde el punto de vista el sacerdote, perfectamente lógica. Dice: "Perdida será la ciencia, perdida será la sabiduría verdadera." En el México antiguo, que basa su concepción del mundo, sus ideas y su pensamiento en el principio del dualismo, falta, sin embargo, el dualismo que rige la relación entre vida y fe. El mito no es un dominio al margen de la vida; no es la satisfacción de las necesidades metafísicas, posterior o simultánea a la satisfacción de las necesidades materiales: abarca la totalidad de la vida, tanto la religiosa como la profana, que de todos modos está religiosamente determinada. Cualquier empresa, de la índole que fuere, sólo tiene sentido, sólo ofrece posibilidades de éxito, si se realiza en consonancia con la voluntad y ayuda de los dioses. El campesino cultiva su campo y lo siembra, pero la germinación y el crecimiento de las plantas es obra de las deidades, cuya colaboración debe grangearse el hombre siguiendo las instrucciones del mito. El guerrero no sólo es guerrero de Huitzilopochtli o de Tezcatlipoca, en el sentido de que uno u otro es el patrono de la tropa a que pertenece: lucha y muere en cumplimiento de la obligación religiosa que le ha sido impuesta. Dentro de ese mundo anclado en el mito no es concebible que alguien que carezca de fe pueda ser un buen campesino, un buen guerrero, un buen comerciante. Desentenderse de las concepciones y exigencias del mito no sólo sería peligroso -pues provocaría el castigo de la deidad-; sería sobre todo locura, porque es locura la confianza del hombre en su propia fuerza. La percepción del mundo "no es asunto de los ojos, es asunto del hombre todo y de su actitud anímica ante la vivencia de la naturaleza" (Wilhelm Worringer, El arte egipcio). Lo que los sentidos transmiten es apariencia, cosa problemática, susceptible de diversa interpretación. La interpretación mítica no se limita al aspecto físico, sino que se basa en las representaciones cósmicas del hombre. El mito presta significación e importancia al fenómeno; transforma el mundo de la apariencia en una realidad encantada. Igual que la religión, tiene la virtud de transustanciar el pan en carne, el vino en sangre. El encuentro "deportivo" del juego de pelota se vuelve lucha entre deidades -Xólotl o Tezcatlipoca contra Quetzalcoatl- y se convierte en cuestión crucial para la comunidad; pues el triunfo del dios representante de la noche y de la muerte significa y vaticina infortunios venideros. En el "Canto que entonaban cada ocho años cuando comían tamales", recogido por Sahagún, el campo de juego se designa con la palabra navalachco, esto es "la plaza mágica del juego de pelota". La pelota de hule que se dispara por el aire simboliza la esfera solar. Las cuatro divisiones de la plaza, dos claras y dos oscuras, representan al mundo del Sol y al mundo inferior. Si el jugador logra que la pelota pase por la argolla adornada con el símbolo de Xiuhcóatl, la serpiente de fuego, esto significa la puesta del Sol, su hundimiento en el seno de la Tierra; significa noche frío, muerte. Francisco del Paso y Troncoso llama a las dos argollas "las dos piedras de la suerte". Lo que en ese juego sagrado excita al espectador, no es sólo la agilidad de los jugadores, sino la manifestación de los designios divinos; al calor de la lucha que presencia nace su emoción, el éxtasis religioso, que aumentan su anhelo de servir a los dioses, de contribuir al mantenimiento del universo. Danza y sacrificio -esto es, solemne adoración de las divinidades, invocación de su benevolencia- constituyen el último acto de la fiesta. De esta manera el mito metamorfosea todo acaecer, cualquier fenómeno; lo priva de su condición terrenal y le confiere una nueva naturaleza reveladora de ese misterio que es la realidad y la existencia del hombre en ella.

Coatlicue. "Señora de la falda de serpientes", madre del Sol, la Luna y las estrellas del Sur, diosa de la Tierra y de la Muerte, y también relacionada con la primavera; en definitiva, la Diosa Madre. Según el mito, Coatlicue dio a luz a Coyolxauhqui, la Luna, y sus 400 hermanos -estrellas del Sur- se retiró a un templo y se hizo sacerdotisa. Un día, mientras barría, encontró una bola de plumón que se guardó dentro de la blusa. El plumón desapareció pero Coatlicue se sintió embarazada. Esto enfureció a sus hijos e hija, que fueron a matarla. En ese momento nació Huitzipochtli, dios de la Guerra y dios tribal de los aztecas. Expulsó a sus hermanos -las estrellas- con una serpiente de fuego- un rayo solar- como sigue haciendo todas las mañanas.
En esta versión de la diosa, sin rasgos humanos, la cabeza ha sido sustituida por dos chorros de sangre simbolizados por las dos serpientes de perfil enfrentadas.


Así como el mito transforma al fenómeno, así transforma también el modo de ver. Lo demuestra el caracter del arte antiguo de México, tan dificil de comprender para quienes se educaron sujetos a otras normas ópticas y espirituales. Lo que distingue a la Coatlicue Mayor de la Venus de Milo es su estilo artístico, pero asimismo y ante todo los diferentes conceptos de la deidad que tienen el azteca y el griego. Como es radicalmente distinta la vivencia metafísica, punto de partida del crear mexicano, es radicalmente distinta la concepción artística. Si nuestro criterio es la voluntad de la Forma cuajada en la obra de arte, sabemos que en la creación no es sólo decisivo lo que ve el artista, sino cómo lo ve y desde qué actitud espiritual. Y hay que darse cuenta de que el ojo humano omite y añade. No trabaja como la cámara fotográfica: detras de él se halla un cerebro que escoge, hace resaltar lo que considera esencial, elimina lo que considera secundario; detrás de él hay una emoción, que pone acentos, y a veces acentos muy fuertes. El acto de ver, que sólo en personas de espiritualidad rudimentaria es un proceso mecánico, está sujeto a la razón y al sentimiento. La selección que el hombre realiza al recibir las impresiones ópticas muestra lo que para él es la realidad. El hombre del Mexico prehispánico, arraigado en el mito, impregnado de este, recurre al mito para interpretar lo que ve. Ve a través del mito. Al pensamiento mítico le corresponde un ver mítico: un ver que descubre en todo fenómeno un sentido mítico. Para aquel hombre el colibrí no es un simple pájaro, es decir, un animal vertebrado, cubierto de plumas, ovíparo, de sangre caliente. Es, primero y ante todo, lo que el mito hace de él: un símbolo de la resurrección. Y cuando lo representa, su representación sólo es "exacta" -exacta para él- si expresa este significado, sin que importe hasta qué punto concuerde con el modelo natural. La transmutación, que no se debe a razones estilísticas impuestas por una u otra tendencia artística, se realiza en la conciencia y en el subconsciente, puesto que entrambos determinan el ver.
El realismo, la más vaga de las fórmulas artísticas, no es un modo de expresión, sino un modo e ver. Arte griego, arte gótico o barroco, cubismo y surrealismo son "estilos". En ellos la creación está regida por una ley formal, expresión del pensar y sentir de la época y del creador. También en el México antiguo hay "estilos": el estilo olmeca, el totonaca, el teotihuacano, el zapoteca, el tarasco, el maya, etc., diferentes entre ellos como lo eran las culturas, y, dentro de éstas, las etapas denominadas "horizontes culturales".
Desde hace más de cien años se ha tratado de aplicar el concepto de realismo a determinado estilo, o más bien a varios estilos sucesivos, todos ellos tendentes a la reproducción ilusionista del mundo y comprensibles sin más para amplias capas de público, carentes, por su mentalidad racionalista-mecanicista, de un criterio espiritual. Courbet, por cierto un pintor de innato ímpetu creador, dio la siguiente definición de esta actitud artística (en el catálogo de su exposición del año 1855): el realismo "solo puede consistir en la representación de cosas que sean para el artista visibles y palpables. Pues la pintura es un lenguaje enteramente físico; un objeto abstracto, invisible, no existe, no es de su dominio". Esta actitud ¿no la podriamos considerar como un fenómeno de decadencia, característico de una época para la cual la vida no es sino un proceso fisiológico y que ve el sentido exclusivo de la existencia en la satisfacción de las necesidades materiales...?
La objetividad de un realismo artístico reside en su concordancia con la vigente concepción del mundo. Así hay un realismo helénico, un realismo gótico, el realismo burgués y el socialista. Es natural que haya también un realismo mesoamericano. Lo que distingue esos realismos uno del otro es la mentalidad desde la cual parte la visión. El griego llega a la idealización del cuerpo humano porque su ojo introduce en la realidad su "ideal de belleza", que es para su modo de percepción lo esencial. Pasar por alto los defectos del físico humano, eliminarlos o corregirlos de acuerdo con su ideal, no es para falsear la realidad, sino adaptarla a su concepto de la naturaleza. El artista gótico intuye en el fenómeno real la potencia creadora de Dios. Y lo que se esfuerza por reproducir con máxima fidelidad es esa divinidad de todo lo creado, ese espíritu de lo supramundano y suprasensible, que él tiene por "visible y palpable", para citar la frase de Courbet. El árbol sagrado de los mayas es el Yaccé, la ceiba, "la gran madre Ceiba" como dice el Popol-Vuh; crece en el paraiso (Morley, La civilización maya). En la plaza principal de todas las poblaciones mayas hay una ceiba. "La sahuman con braseros, tienen por muy asentado que en las raíces de aquella Ceiba son por donde viene su linaje" (Nuñez de la Vega).
Como Yggdrasil, el "fresno cósmico" de los germanos, el árbol es también entre los pueblos de México antiguo el símbolo del universo. En su figura representa los tres reinos del mundo: el inframundo (la raiz), la Tierra (el tronco), el Cielo (la copa). La raíz, indispensable en la representación plástica del árbol, que sin ella no sería árbol, tiene la forma de unas fauces de serpiente abiertas, signo de la diosa de la Tierra. Esto significa que pertenece al reino inferior. El tronco, que en la parte de abajo es un óvalo de amplias curvas, representa la silueta de un mujer encinta, lo cual lo caracteriza como símbolo de la fecundidad. La copa representa la esfera del Cielo. En cada una de las cuatro ramas, a la que se limita su representación y que están orientadas hacia los puntos cardinales, se posa un ave sagrada: son cuatro deidades en figura de ave. En los dibujos de los códices el tronco es liso del todo; no tiene ni ramas, ni hojas.
El árbol no existe como fenómeno botánico. (Dicho sea de paso, en todo el arte mesoamericano no hay, que yo sepa, ninguna imagen de bosque.) Su apariencia visible no es descrita. Las representaciones de árboles no hacen sospechar que hay varias y muy distintas clases de ellos. Para ese arte el árbol es un signo; un signo que sirve para interpretar una concepción mítica. En las pinturas murales y en los códices se buscará en vano una representación en que el árbol aparezca como accesorio decorativo o como requisito para dar la idea de algo parecido a un paisaje. Es cierto que en el mural del Paraíso Terrenal, en Teotihuacán, hay un río y en su orilla una hilera de árboles, pero la función tanto del agua como de los árboles es tan sólo la de simbolizar la plenitud y la fertilidad y hacer fascinante la noción del Paraíso.(...)


Detalle del mural del Paraíso Terrenal con río y árboles en hilera

El paisaje del arte mesoamericano es un paisaje mítico. Aunque basado en una concepción metafísica totalmente distinta, es afín al cuadro paisajista del arte chino, en el cual el hombre del Extremo Oriente testifica su comunión con la naturaleza, su íntima consonancia con el universo. El arte europeo, a partir de Rembrandt, ha descubierto que plasmar el temple de la naturaleza es un poderoso recurso para expresar vivencias anímicas y emoción lírica. "Sobre los árboles, la luna plena y grande." Esta imagen poética, que en Europa ha fascinado tanto a los escritores y pintores como al público, no podía ser objeto de representación artística en el México antiguo. ¿No conocían sus hombres aquella experiencia? Los distinguia de nosotros su sensibilidad, su actitud ante lo metafísico y, sobre todo, su subconsciente, gran manantial de inspiraciones y vivencias poéticas. No veían en la Luna llena sólo una imagen de la paz de la naturaleza: para ellos la diosa lunar, que, despues de haber sido despedazada, ha vuelto a recuperar su integridad, es símbolo de la indestructible fuerza de la vida. La pintura del México precortesiano no caracteriza el árbol según su género botánico, sino según su categoría mítico-religiosa.



Cruz de Palenque


El árbol (o la planta del maíz) sirve a menudo para indicar los puntos cardinales. En esta caso el tronco y dos ramas horizontales forman una cruz (el ejemplo más conocido es la Cruz de Palenque, relieve de estuco del Templo de la Cruz), en cuyos brazos se posan sendas aves sagradas: en el Este, región del Sol de Levante, del planeta Venus, de la resurrección, es el quetzal; en el Norte, tierra de la muerte, del frío, de la sequedad, es el águila; en el Oeste, región de las diosas terrestres, del nacer y morir, es el colibrí; el pájaro del Sur, cuyo regente es Huitzilopochtli, región del fuego y del calor, es la guacamaya. (Sobre la Cruz de Palenque se posa un quetzal, es decir, la región simbolizada es el Este.) El quinto punto cardinal, o sea el centro, las regiones superior e inferior, morada del dios del fuego, se representa en el Códice Borgia (lámina 53, imagen de la derecha) por una mata de maiz que brota de la diosa de la Tierra. Esta se halla tendida boca arriba en la milpa. La máscara del dios de la muerte le cubre el rostro. Del maizal surge la silueta dentada de cipactli, signo de la Tierra y la fertilidad. Alrededor de la planta hay un círculo, que simboliza el agua, el mar que rodea la Tierra. Las ramas llevan, en lugar de flores, mazorcas de maiz. Junto al tronco vemos arrodilladas a dos deidades que se sacan sangre para fecundar a la Tierra con su autosacrificio. Frecuentemente aparece un árbol quebrado o roto, símbolo de lo viejo, de los tiempos remotos, jeroglífico de Tamoanchan, el paraiso perdido.
En estas representaciones míticas está anclada la concepción de la naturaleza del hombre mesoamericano; darles expresión mediante signos y formas: en esto consiste su realismo.


Códice Borgia

martes, 18 de mayo de 2010

El Arte de la Alcoba




"El cielo engendra el agua por medio del Uno". Esto es justamente la verdadera fuerza del Gran Uno. Si el hombre alcanza ese Uno se vivifica; si lo pierde, muere. Pero aunque el hombre viva en la fuerza (aire, prana) no ve la fuerza, así como los peces viven en el agua pero no ven el agua. El hombre muere cuando no tiene ningún aire de vida, así como los peces perecen sin agua. Por lo tanto, los adeptos han enseñado a la gente a tener firme lo primordial y a preservar el Uno: ése es el curso circular de la luz y la preservación del Centro. Si se preserva esta legítima fuerza, puede uno alargar su tiempo de vida y aplicar luego el método para crear un cuerpo inmortal "fundiendo y mezclando".

Lao zi, Tao te king


El Maestro dice:
"La magia del Elixir de Vida se sirve del obrar consciente al no-obrar inconsciente. El obrar consciente consiste en poner la Luz en curso circular mediante la reflexión, para que se haga manifiesta la liberación del Cielo. Si nace entonces la verdadera simiente, y se aplica el método correcto para fundirla y mezclarla y crear así el Elixir de Vida, entonces pasa uno a través del desfiladero; se forma el embrión, que debe ser desarrollado mediante el Trabajo de calentar, nutrir, bañar y lavar. Eso pasa al campo del no-obrar inconsciente. Todo un año de ese periodo de fuego es necesario antes de que nazca el embrión, se deshaga de la cáscara y pase del mundo común al santo.
Este método es enteramente simple y fácil. Pero hay en él tantos estados mutantes y cambiantes que se dice: No se puede llegar ahí de repente de un salto. Quien busca la vida eterna debe buscar el lugar donde surge originalmente la esencia de la vida."

El secreto de la Flor de Oro


El texto que presento en esta ocasión es el ensayo titulado: Ciencia, Magia y Mística del cuerpo, de Kristofer Shipper. Lo he extraído directamente del número triple sobre taoísmo y arte chino de la revista ya hace tiempo desaparecida EL PASEANTE. Esta fue una revista trimestral que publicó 28 números entre los años 1986 y 1995 Editorial Siruela. Las imágenes que lo acompañan, así como los textos con los que da comienzo y termina esta entrada no aparecen en esa edición, siendo seleccionados por Fragmentalia con la finalidad de ilustrar el interesante trabajo en esta versión digital.


Las prácticas taoístas se basan en dos conceptos cosmológicos: el Tao (Camino, Curso) es el principio único que regula las fuerzas complementarias Yin (principio femenino, sombra, luna, etc.) y Yang (principio masculino, luz, sol, etc.). El destino de toda criatura está determinado por ellas: la noche sucede al día, la luz tiene su sombra, la vida lleva a la muerte, etc. Superar la polaridad de ambos principios y armonizarlos en la absoluta y eterna unidad del Camino es el objetivo de los taoístas. El gran sinólogo francés Marcel Granet demostró que estos conceptos no eran meras especulaciones. En la antigua China, la unión del Yin y el Yang se representaba por medio de danzas y juegos entre jóvenes núbiles de ambos sexos. Estas ceremonias tenían lugar en primavera, en lugares sagrados.

En ellas se desarrollaban ritos sexuales: las uniones surgidas en primavera acababan en boda tras la cosecha, en otoño. Las canciones que acompañaban estas danzas y concursos se encuentran entre los textos más antiguos que se conservan en China. Incluso hoy en día se siguen practicando estos rituales en ciertos lugares de la China meridional y del sureste asiático. En ocasiones, las mismas canciones han sido transmitidas por tradición oral. Esto demuestra el caracter fundamental de ciertas prácticas y conceptos relacionados con este tema. La sexualidad, lejos de haber sido relegada a un ámbito clandestino y apócrifo, resulta ser el eje de ideas y actividades. Lo mismo ocurre con la religión. Existen muy pocos escritos taoístas en los que no se mencione de alguna manera la unión del Yin y el Yang. Este tema básico de traduce de múltiples formas, ya que la unión de elementos antitéticos también puede realizarse a través de métodos místicos, alquímicos o espirituales. A pesar de la inmutabilidad del Tao, los caminos para alcanzar son numerosos y heterogéneos. Todos ellos implican prácticas y técnicas fisiológicas características del taoísmo y de la búsqueda de la inmortalidad. Estas técnidas incluyen prácticas sexuales. Los manuales más antiguos de métodos sexuales taoístas datan del período Han (206 a,c.- 220 d. c.). A pesar de su larga historia, estas prácticas no son bien conocidas en China, fuera de los círculos taoístas. Desde la Edad Media, el puritanismo confucianista y el ascetismo budista consiguieron mantener una conspiración de silencio sobre el tema de las técnicas y costumbres sexuales, situación que se vio exarcebada por la mogigatería de los europeos. A pesar de ello, el taoísmo mantuvo su creencia de que la práctica sexual continuada era un requisito primordial para la búsqueda de la longevidad y la inmortalidad. Según Ge Hong, patriarca y filósofo taoísta del siglo IV, "nadie podrá llegar a la longevidad, si ignora el Arte de la Alcoba".Esos preceptos incluían técnicas elementales y, principálmente, cuestiones de higiene y medicina sexual con el objeto de contrarrestar los efectos de las irregularidades de salud y no perjudicarse con la actividad sexual. Se trata de promover la feliz unión del Yin y del Yang. Pero el verdeadero taoísmo no se quedaba ahí. Más bien al contrario, intentaba trascender la fatal dualidad y hacer que el ser humano fuera capaz de rehuir las leyes de la existencia. Para este fin, se experimentaba con esotéricas y heterodoxas prácticas. Desde un punto de vista cosmológico, los principios del universo son inherentes al macro y microcosmos. Yin y Yang, como otros elementos del universo, están presentes en el microcosmos del cuerpo humano, que los taoístas consideraban por encima de todas las cosas. El preservarlo implica llegar a la perfecta armonía entre el cuerpo y la naturaleza (el macrocosmos). Esta condición primordial es la que inspira El Arte de la Alcoba. El hombre no puede vivir sin la mujer, como el cielo no puede separarse de la tierra. Ésa es la doctrina de los antiguos manuales. La unión es un acto espontáneo (zi ran), y la espontaneidad, una parte importante de la filosofía taoísta. Se podría resumir, por así decirlo, en la exclamación lanzada por una de las concubinas favoritas del Emperador Amarillo, al descubrir estos métodos: "Llegar a la longevidad sin luchar contra los deseos naturales, ¡Qué placer!".La abstinencia, así como el exceso, conducen a la muerte del cuerpo. El acto sexual es necesario, pero también peligroso. Por lo tanto, uno debe conocer las técnicas apropiadas. No obstante, el conocimiento del cuerpo es sólo una condición preliminar, un primer paso hacia el mantenimiento de tan excelente salud. El objetivo es trascender el mundo material y, para ello, reemplazar el cuerpo por una sustancia sutil e inmortal que no es sino Yang puro. Por lo tanto, se debe cultivar el Yang, elemento contrario al Yin, de naturaleza terrena. En lugar de aceptar el destino sin cuestionárselo, el hombre debe nutrir su princìpio vital añadíéndole el de otros. Tras el aparente placer de la cama, se esconde una implacable guerra entre los sexos. Si un hombre carece de prudencia y se deja dominar por la lascivia, permite que sus fuerzas vitales se escapen y se deja, por lo tanto, vencer por su adversaria. Hombres y mujeres disponen de las mismas fuerzas para esa batalla, cada uno con sus ventajas. Al ser el cuerpo un microcosmos, Yin y Yang se encuentran distribuidos por los diferentes órganos, sin distinción de sexo. Naturalmente, el elemento Yang es más abundante en el hombre. Pero, como la hembra adopta una posición pasiva frente al macho, tiene la ventaja de poseer el poder de lo débil que, según ls teorías taoístas, acaba siempre por vencer a lo fuerte. Los procedimientos para nutrir el Yang a expensas del Yin, a través de la unión sexual, se basan en lo que se denomina "Alquimia interna". Se trata de una magia fisiológica y, en ocasiones, también de magia negra. El puritanismo rechazaba estas prácticas. Resultaba inmoral la explotación de jóvenes virgenes para extraerles la sabia de su juventud. Asímismo, las mujeres que se nutrían de la energía vital del hombre se convirtieron en vampiros, en la tradición popular: eran zorras o diablesas que, tras un aspecto de hermosa fémina, seducían al hombre para robarle su esencia. Otra razón por la que estas prácticas fueron rechazadas fue su evidente ineficacia. Al igual que la alquimia, la medicina, la gimnasia u otras actividades físicas, estas prácticas, a pesar de su prestigio tradicional, no pudieron resistir la emancipación del pensamiento chino (y, en eso, el budismo tuvo bastante responsabilidad). Tras la Edad Media, muchos de estos procedimientos fueron alzados a un nivel espiritual, como parte de la liturgía o de las disciplinas mentales de meditación. El hombre estaba creado a la imagen del universo y, dado que el cuerpo es un mundo en sí, ¿por qué no intentar la perfecta unión de las fuerzas antitéticas dentro del propio cuerpo? ¿Para qué buscar la salvación en otros cuerpos y no en el de uno mismo? Este razonamiento profundamente taoísta se encuentra en la base de prácticas que pueden ser descritas, en general, como meditación extática de naturaleza erótica. La importancia otorgada a estas prácticas desde esa época es evidente, si uno se molesta en consultar los cientos de libros de poesía taoísta inspirados en ellas. Compuestos en términos alegóricos, en ocasiones oscuros e ininteligibles para los no iniciados, estos poemas son practicamente desconocidos fuera de los círculos taoístas.

LA CIENCIA DEL CUERPO

Los manuales sobre el Arte de la Alcoba han sido considerados como originarios de la Antigüedad clásica pero, en realidad, aparecieron mucho más tarde, alrededor de la era cristiana. El imperio Han fue testigo del florecimiento de las ciencias en China: medicina, farmacia, matemáticas etc.
El Arte de la Alcoba pasó de formar parte de los manuales de higiene sexual a encontrarse entre la medicina y las prácticas pseudocientíficas taoístas, encaminadas a prolongar la vida y llegar a la inmortalidad. El capítulo bibliográfico de la "Historia de los Han" (primer catálogo de libros chinos) menciona ocho escritos sobre el tema, casi todos atribuidos a emperadores de la Antigüedad o sus ministros. Estos textos desaparecieron y sólo quedan algunos fragmentos. Se trata de recetas de sentido común expresadas en un lenguaje ingenuo e incluso bastante crudo. El objetivo es la obtención del máximo placer mutuo y que éste dure el mayor tiempo posible para garantizar una larga vida. El caracter Shuan xi, símbolo de deseo (y de felicidad compartida) (N. de la T.) en el arte popular, traduce bien esta idea. Es un ideograma formado con dos caracteres Xi (felicidad) juntos, de manera que evocan el caracter Shou (longevidad). Dos caracteres que significan placer, colocados juntos, al igual a longevidad. El caracter Shuang xi se escribe en color rojo con ocasión de las bodas, reflejando la idea del Arte de la Alcoba: hacer el amor es un acto solemne, una placentera necesidad. Uno de los primeros nanuales dice:

El Emperador amarillo (emperador mítico de los orígenes de la civilización china) preguntó a la muchacha Simplicidad: "Si decidiera no yacer con mujeres durante un largo periodo, ¿que efecto tendría mi decisión?" La muchacha Simplicidad contestó: "Nefasto . El Cielo y la Tierra se mueven, alternativamente, sin cesar. Yin y Yang fluyen y actúan uno sobre otro. El hombre debe imitarlos y seguir el orden de la naturaleza. Si decides no copular, tus fuerzas vitales se estancarán y Yin y Yang se verán fustrados". "Si no usas tu Tallo de Jade (pene), el sexo muere... por esa razón debe ser continuamente ejercitado."

El sexo es, pues, indispensable al hombre, pero éste debe saber cómo comportarse, ya que al ignorar los principios puede resultar peligroso.

El Emperador Amarillo preguntó a la muchacha Simplicidad: "Mis energías vitales no están en armonía, y me encuentro melancólico y temeroso. ¿Que puedo hacer?". La muchacha simplicidad contestó: "Toda decrepitud humana`proviene del mal causado por las relaciones entre Yin y Yang. La mujer que vence al hombre es como el agua (elemento Yin) que apaga el fuego (elemento Yang). Pero, si sabes cómo proceder, el amor se convierte en un crisol donde las esencias se mezclan y resultan nutrientes. Por ello debes aprender los métodos del Yin y el Yang y conocer sus delicias. Si lo ignoras, morirás temprano y tus placeres te llevarán al desastre. No lo olvides".

LA MAGIA DEL CUERPO Y LAS PRÁCTICAS HETERODOXAS

El hombre está hecho de la imagen del universo. Su cuerpo está compuesto por diversos elementos, unos puros y sutiles, de naturaleza celestial, y otros rudos y pesados, de caracter terreno. El elemento más sutil es el espíritu transcendente, Shen, traducido por los misioneros como Dios. La parte ruda se encuentra en la quintaesencia, jing, palabra que, en el presente texto, suele tener el sentido de fluido seminal o vaginal. El arte de prolongar la vida consiste en intentar producir en uno mismo la semilla de la inmortalidad, combinando las esencias materiales y espirituales. Es lo que se denomina alquimia interna, o la búsqueda de una sustancia inmortal, prescindiendo de drogas o procedimientos alquímicos, y destilando los humores producidos por los órganos del cuerpo. La alquimia interna exige cierto número de prácticas fisiológicas, principalmente respiratorias, pero también gimnásticas, dietéticas y sexuales. Ninguna de éstas es útil si se practica de forma aislada, cada una de ellas está estrechamente relacionada con las demás.
Un aspecto importante es la necesidad de preservar las esencias vitales de uno mismo. La fuerza de la mente no debe ser disipada por pesamientos frívolos provocados por deseos desordenados, ni malgastada por el goce incontrolado del sexo. "No agobiar la mente, ni agitar la esencia", dijo Zhuangzi (Chuang Tse), el filósofo taoísta de siglo III a. C. (...)
La práctica sexual tiene dos objetivos simultáneos: debe nutrir el Yang en detrimento del Yin, para aumentar la vitalidad. Debe asimismo atesorar e incrementar la quintaesencia (el esperma) para que ésta se transmute, a través de la química interna en Shen. Esta transformación se denomina "retorno del esperma", huang jing, por analogía con la expresión "retorno del cinabrio", huan dan, fórmula esencial de la preparación del elixir de la inmortalidad.(...)

LA MAGIA DEL CUERPO, LOS RITUALES ORGIÁSTICOS

La tradición popular habla con frecuencia de nobles tiránicos que reunían harenes para fortalecerse a expensas de jóvenes doncellas, o de héroes que consiguieron vencer a las mujeres-vampiro con sus propias armas.
No obstante, cabe recordar que el taoísmo no es sólo un movimiento de individuos en pos de la inmortalidad que dispone de tiempo suficiente para dedicarse a estas prácticas caras y complicadas. Es también, y principalmente, una religión que afecta a toda China y que, a través de sus rituales, templos y doctrina, proporciona la salvación a innumerables almas creyentes. La religión taoísta como sistema organizado data de los primeros años de nuestra era. Pero sus ritos, organización y doctrina se basan en su mayoría en creencias de la Antigüedad. Se trata de una religión popular, transformada y organizada. Los antiguos festejos fueron, casi en su totalidad, absorbidos y adaptados a la nueva religión de salvación. Y los placeres del sexo no fueron excepción.
Sabemos poco del taoísmo popular de los primeros siglos. Esta religión de masas era nueva y revolucionaria. No sólo proponía la salvación, sino también ideas sobre la sociedad terrenal que intentó mejorar. Se organizaban rituales colectivos, durante los cuales los adeptos confesaban sus pecados en público y los expiaban flagelándose. Otros rituales, que nos conciernen aquí, consistían en ceremonias sexuales ordenadas hasta el más mínimo detalle. Estas prácticas provocaron violentas críticas de los no creyentes, los letrados y, más tarde, los budistas. Las ceremonias sexuales taoístas, según uno de los críticos budistas, no eran sino orgías , "donde hombres y mujeres copulan libremente, como animales". Otro, convertido al taoísmo, da la siguiente descripción del ritual, al que sólo asistían los iniciados:









Cuando tenía veinte años , me gustaban las prácticas taoístas... La primera provenía de "La Unión de muchachos y doncellas ", del Libro Amarillo. Cuatro ojos, cuatro orificios nasales, dos bocas, dos lenguas, y cuatro manos se unen para oponer Yin contra Yang... Los maridos deben intercambiarse sus esposas: el placer sensual está por encima de todo. Padres y hemanos mayores han perdido el pder de sonrojarse... Hay cosa que no pueden ser descritas en detalle.










Naturalmente, este tipo de ceremonia desapareció hace mucho. Ya en la época de esta descripción, se efectuaban rodeadas de un halo de misterio. En los siglos V y VI, empezó a haber reacciones, incluso dentro de los círculos taoístas. La religión fue reformada a la imagen del budismo y los sacerdotes organizados en comunidades monásticas. A partir de entonces, la liturgia cambió y los antiguos festejos fueron eliminados. Es pura casualidad que el canon taoísta de los Ming, el único que ha sido preservado, contenga fragmentos de la liturgia del arriba mencionado Libro Amarillo. El texto se titula "Ceremonia del Libro Amarillo para pasar a la Otra Orilla".
El Libro Amarillo era un libro talismánico que revelaba la estructura secreta del universo, una especie de Mandala. Toda la ceremonia estaba organizada en torno a las ideas de este plano cósmico. Los participante debían ser iniciados y mayores de 18 años. Se desarrollaba en una "Estancia Pura", celda cerrada que se reservaba para la meditación y los ritos secretos, en los lugares sagrados del taoísmo. El objeto de la ceremonia era el de "obtener vida", el perdón por los pecados, el cambio de nombre del adepto en el Registro de los Muertos, del Cielo, y el desarrollo de grandes familias. El término "pasar a la Otra Orilla" significa que, tras la unión de Yin y Yang, uno cruza el río de la existencia y llega a los dominios de los inmortales. Esta expresión se sigue utilizando para las bodas, incluso hoy en día.
La ceremonia se iniciaba con una larga preparación. Los participantes debían purificarse mediante un retiro de varios días, antes de entrar en la "Estancia Pura". La sesión estaba dirigida por un maestro que presidía todo el rito. Éste empezaba por una invocación a los divinos patriarcas taoístas, a quienes se anunciaba dicha ceremonia y cuya presencia se solicitaba. Después, se realizaban diversos ejercicios mentales para preparar el espíritu y evocar las divinidades cósmicas.
Las parejas se colocaban frente a frente, se cogían las manos, entrelazando los dedos, con el índice del hombre entre el índice y el medio de la mujer. Mediante oraciones y meditación, evocaban a los mensajeros divinos, que llevaban el anuncio de la ceremonia al cielo. Luego, se concentraban en los dioses del cuerpo, los espíritus de la estación, del día y la hora en que tenía lugar la ceremonia, y el sacerdote pronunciaba una larga invocación. Una vez hecho esto, la pareja se separaba y, cada uno por su lado, meditaba sobre los gestos eróticos y las actitudes prescritas. A cada nueva fase seguía una invocación y una oración. Finalmente, el maestro ordenaba a los adeptos que se desnudaran y soltaran el pelo. Las parejas iniciaban una danza larga y lenta. Primero de pie, luego sentados y finalmente tendidos, ejecutaban un gran número de complicados movimientos que se desriben minuciosamente. Cada posición, cada gesto, tenía su significado simbólico y su propia orientación. Cada paso del hombre era imitado por el de la mujer, como si de un espejo se tratara. Si el hombre levantaba su mano izquierda, ella también. Lentamente, atravesaban las distintas fases, ejecutando una danza cósmica, abrazándose unos a otros de manera que oponían exactamene las distintas partes del cuerpo. Poco apoco, los movimientos se aceleraban:"Quiero sacudir el Cielo y la Tierra", decía la oración. Las parejas, tendidas, mantenían unidas sus manos, se colocaban uno encima del otro, tocándose mutuamente la cabeza, el pecho y el sexo. Cada movimiento se acompañaba de ejercicios respiratorios. El hombre iniciaba entonces una serie de movimientos llamados "guiarse por la mano". Posaba su mano junto al pecho izquierdo de la mujer, acariciándole tres veces hacia la pierna, diciendo, al mismo tiempo: "El Ser supremo de la Izquierda". Repite la operación en el lado derecho, diciendo: "El Anciano Misterioso de la Derecha". Luego , con su mano izquierda, la acaricia desde el cuello hasta el sexo , diciendo: "Oh, Ser Supremo", y repite el movimiento con la mano derecha. Con la misma mano, toca el sexo de la mujer por tres veces. Coloca su mano sobre la puerta de la Vida (Genitalia), y abre el Portal de Oro (la vulva). Con la mano derecha, coge su Tallo de Jade (pene) y lo coloca sobre la Puerta de la Vida. Con la mano izquierda, toca la cabeza de la mujer, mientras, con la derecha, acaricia la Puerta de la Vida, diciendo: "El agua fluye hacia el este (lado masculino), las nubes retornan hacia el oeste (lado femenino), el Yin nutre las fuerzas del Yang, ¡cuán sutil es la esencia misteriosa! Este líquido ascenderá hasta la Puerta Magistral (el cerebro)". Acto seguido, el hombre pronuncia la oración siguiente: "El Muchacho Sagrado mantiene el camino. La Hija de Jade le abre la puerta; unamos nuestras esencias, que Yin me entregue su energía vital". La mujer reza entonces: "De Yin y Yang proviene la creación, los Diez Mil seres nacieron en abundancia. El Cielo (elemento masculino) cubre y la Tierra (elemento femenino) soporta. Deseo llenar mi cuerpo de tu fuerza".

LA MÍSTICA DEL CUERPO, LA BODA DIVINA

Más de cien años después de la caída de los Han, encontraremos por vez primera un gran movimiento que declara que los textos y los manuales sobre el tema de la longevidad no deben ser entendidos en su sentido literal, sino de manera figurada y simbólica. "Las drogas que confieren inmortalidad deben de ser buscadas en el corazón" es uno de los preceptos de un libro, y característico de esta nueva idea. Éste movimiento, por lo que se sabe de él, fue iniciado por una secta de China central, a fines del siglo IV. Era una secta espiritualista, la primera de una serie que todavía perdura.
En las reuniones de esta escuela de Maoshan, los diose utilizaban la escritura automática o aparecían en visiones, en el transcurso de las sesiones. Algunos de los registros de estas revelaciones han sido preservados hasta nuestros días. Enre otras cosas, describen como Yang Xi, el principal medium de la secta, tuvo una importante visión, en una noche de otoño del año 365. En esa ocasión, recibió la visita de una gran diosa, la dama Zi Wei, que presentó a Yang Xi una de las doncellas de la corte. He aquí la descripción de esa doncella:

Llevaba una túnica transparente de colores rojo y verde, con bordados centelleantes. Rodeaba su talle una cinta verde esmeralda con pequeñas campanillas verdes y amarillas, cada una distinta de la otra. De su lado izquierdo pendía un colgante de jade, como los que hay en la tierra, pero más pequeño. Todas sus prendas relumbraban de tal manera que iluminaron la estancia, como un pedazo de mica bajo el sol. Su abundante pelo, hermosamente arreglado sobre sus sienes, era demasiado bello para ser descrito. Llevaba un moño en lo alto de la cabeza, y el resto de su pelo llegaba hasta más allá de su cintura. Llevaba anillos de oro y pulseras de perlas. Dos sirvientas la seguían, una vestida de rojo, que portaba una caja para el sello y un bolso e brocado en sus manos. Las sirvientas parecían tener diecisiete o dieciocho años y llevaban hermosas joyas. La joven diosa, así como sus sirvientas, tenían una cara radiante, luminosa como el jade, y emanaba un fragante perfume, como de exótico incienso.

Las diosas se colocaron en sus puestos. La diosa mayor se la presentó al recién llegado. Se llama Divina Concubina. La gran diosa preguntó entonces a Yang Xi si había visto alguna vez una mujer tan hermosa. Y, cuando él contestó respetusamente que los seres celestiales eran tan magníficos y refinados que nada se les podía comparar, la dama echó a reír diciendo: "¿Y que te parece, entonces?". Desconcertado y confuso, Yang Xi no supo qué responder. Las diosas compartieron entonces con el humano el fruto maravilloso que habían traído y, durante el banquete, se entretuvieron componiendo poemas. Inmediatamente después, la joven diosa preguntó a Yang Xi su fecha de nacimiento. Para el lector chino, todo queda claro: la intención de la dama Zi Wei es conceder la mano de su joven compañera a Yang Xi. Y eso fue lo que ocurrió a la mañana siguiente. Una vez concluida la unión entre el mortal y el hada, rodeado por numerosas divinidades descendidas del cielo para la ocasión, la joven diosa tomó la mano de Yuang Xi y le dijo: "Juntos cruzaremos el cielo de Jade, llevados por la cuádriga... y recogeremos el sagrado fruto del huerto divino". La boda de Yang Xi con una diosa es más que un suceso espiritualista. Para los taoístas de esta secta, esta unión marca el acceso de Yang Xi al rango de inmortal divino, así como su salvación. La unión entre Yin y Yang supera la separación entre cielo y tierra. La historia de Yang Xi es sólo un ejemplo entre miles de historias similares. La secta de Maoshan reconoció un gran número de patriarcas que fueron personajes más o menos históricos. Inventaron, obviamente gracias a la ayuda de médiums, innumerables leyendas sobre el tema. El banquete y la boda divina son siempre el eje de la historia. Este tipo de cuento de hadas inspiró todo un género literario de historias de caballería, cuyo tema central era siempre el encuentro entre un joven mortal y una o varias diosas. Este estilo se hizo muy popular durante la dinastía Tang y produjo numerosos escritos de caracter erótico. Nuestro objetivo es ver cómo la sabiduría popular se traduce en práctica religiosa. Una vez más, escasean los documentos, lo que no resulta sorprendente en esas circunstancias. El Canon taoísta tiene una pequeña sección titulada: "Fórmulas secretas del libro de la Diosa de la Alcoba Relumbrante, proveniente de la Secta de Maoshan". La terminología empleada es extremadamente oscura pero, afortunadamente, existe un comentario antiguo que esclarece muchas de estas dificultades. El texto empieza por una exortación al lector a no divulgar el contenido entre los no iniciados, seguida por una descripción de los métodos de la diosa:


Primeramente (por medio de la meditación se ha de fijar el sol o la luna, sol: día, luna: noche) y recordar que el adepto se encuentra en una estancia completamente cerrada; se ha de permitir que los rayos entren por la boca... el adepto podrá contemplar a una joven, sentada en actitud reverente, con sus manos juntas... es hermosa, su piel brilla como el jade. Lleva sobre su cabeza un adorno de fragantes flores de hibisco. Cubren su cuerpo un chaleco de rojo brocado y una amplia falda del color del cinabrio, y una cinta verde ciñe su talle (son ropajes de novia). La doncella se arrodilla y dice: "Soy tu amada, Hija del Jade, de las nubes del cinabrio, del misterio de los misterios. Mi nombre es Chan Xuan y me llaman Hada Secreta". La doncella abre su boca y exhala un aliento escarlata (color Yang). El aliento llega a la boca del adepto, que lo aspira, mientras contempla a la doncella. Así lo hace por nueve veces... guiando su aliento, por medio de su mente, hasta la puerta del destino (el sexo).

En este relato se encuentra todo el proceso erótico taoísta, a través de la meditación extática, técnica mental que se encuentra en la base de uno de los grandes movimientos religiosos y literarios de China.

LA LÍBIDO DE LOS MONJES

(...) Tras la dinastía Tang, floreció una disciplina religiosa que iba a dominar a todas las demás y renunciar a las prácticas materiales. Esta técnica estaba basada en la unión sexual, pero ésta sólo se desarrollaba en el interior del cuerpo del adepto, en la soledad de la Estancia de Meditación. Este nuevo procedimiento se basaba en los antiguos textos reinterpretados. El cuerpo humano, según esta teoría de alquimia interna, posee dos polos: el corazón y la zona lumbar y sexual. El primero corresponde al fuego y al Yang, y la segunda al agua y al Yin. No era ninguna novedad. No obstante, los monjes creían que el corazón no era sólo Yang. Era el cenit del Yang, momento en que, al llegar el ciclo a su fin, empezaba a declinar. El apogeo del Yang se convertía entonces en resurgir del Yin, que crecía a medida que el Yang disminuía. El corazón, por lo tanto, era esencialmente Yin y, consecuentemente, su correspondiente espíritu tomó forma femenina. Por otra parte, las partes inferiores se convertían en el foco de crecimiento del Yang, a partir del Yin, teoría que se simbolizaba convirtiendo esta zona en la morada de un divino muchacho. El resto está claro: la salvación y la inmortalidad dependen de la unión de la doncella -corazón- y del joven -zona lumbar-. Esta teoría iba aún más lejos, imaginando la morada de la casamentera (sin cuya ayuda ningún matrimonio podía realizarse en China), llamada Buena Esposa Amarilla (elemento de la tierra). Ésta se encontraba a una pulgada y media debajo del ombligo. Tenía el deber de unir a los amantes: el muchacho debía llegar a la morada de la doncella, el corazón, llamado la Residencia Roja, que hacía las funciones de alcoba nupcial. De esta unión nacería un embrión inmortal que, al crecer, reemplazaría gradualmente el cuerpo mortal. Llegamos al periodo Song. Como el budismo Chan (Zen, en japonés) de la época, el taoísmo se vuelve incomprensible a partir de los complicados textos. La nueva mística era interpretada a través de poemas y anécdotas. El personaje más famoso e interesante del momento era Lü Dongbin. Todas las escuelas modernas se basan en sus enseñanzas. Numerosas anécdotas se inspiraron en este santo semihistórico. Las descripciones varían: fue un joven literato, un mendigo, un hombre licencioso que dirigía burdeles, o un alegre barbero. Se le atribuyen numerosos poemas y protagoniza diversas obras literarias y teatrales, pero los libros taoístas tienen sus propias tradiciones relativas a este personaje. Lo describen como un individuo alegre y a través de sus anécdotas transmiten todas las enseñanzas del Sabio.

En Luoyang, se encontraba una cortesana llamada Yang Liu, que pasaba por ser la mujer más hermosa de la ciudad. Un monje taoísta frecuentaba su casa y le traía regalos, pero nunca yació con ella. Una noche, estando él borracho, la cortesana intentó seducirlo. El monje le dijo: "Yin y Yang copulan en mi cuerpo. Lo hacen como hombres y mujeres y su unión ya a dado fruto. Pronto daré a luz a un Niño: ¿como podría yacer contigo? Además, copular internamente es mucho más placentero que hacerlo externamente".

Con estas palabras, el monje, que no era otro que Lü Dongbin, desapareció. Éste es el antiguo ideal del Perfecto Estado, la armonía de las energías vitales en el plano espiritual, llevada a sus últimas consecuencias. De esta manera, el taoísta se libera de toda dependencia externa: alimenticia, física y sexual. La alegoría utilizada en esta especulación mística trata de desconcertarnos y sorprendernos para dejarnos una profunda impresión. Las fantasias surgidas de la meditación igualan a la realidad. Éste es un rasgo característico de todo el pensamiento y el arte de China. Los rollos, por ejemplo, originálmente pintados por los taoístas, permiten al espectador realizar un viaje místico por un paisaje de ensueño creado según las reglas del universo e infinitamente más perfecto que cualquier paisaje real. Visitar el mundo entero sin abandonar la estancia es el ideal de los taoístas de todos los tiempos, así como la base de toda la fantasmagoría mística. Un poeta taoísta lo explica así:


La Doncella y el Muchacho son meras imágenes.
La Buena Esposa Amarilla es sólo fantasía.
Trepo por montes y riscos, en un mundo sin fin.
Entre cuatro paredes alcanzo todas las cosas.

Las delicias de la meditación erótica (los adeptos tiene el pene erecto) son tales que cualquier otra técnica es rechazada. La condena de las prácticas externas se extiende a menudo a las mujeres. La búsqueda del amor sublime manteniendo un completo autocontrol implica a menudo una misoginia sádica en las relaciones ordinarias. Las ilustraciones populares del infierno taoísta lo demuestran: una hermosa mujercita es golpeada con cachiporra por un demonio burlón, por supuesto adulterio. En otra ilustración, las mujeres son atadas y descuartizadas, etc. Despojadas de toda responsabilidad, se les venda los pies, se las encierra en gineceos y se las expulsa de la jerarquía taoísta. Se convierten en personificación del sexo, en criaturas pérfidas y abominables. Un poema de Lu Yan lo explica claramente.


Hermosa es la dulce doncella
Rebosante de gozosas promesas.
Más la espada de doble filo
Amenaza entre sus piernas.
Fatal es el sino del hombre necio.
No rodará cabeza alguna.
Sus mandobles son secretos.
De los huesos del hombre extrae la médula.

Estos versos son famosos en China. Pero más aún lo son los de Lü Dongbin, citados al principio de la larga novela erótica Jin Ping mei:

La puerta por la que vine al mundo
Es también la puerta de la muerte.


No obstante sería erróneo achacar estas tendencias sádicas al taoísmo moderno. Debe hacerse justicia al misticismo de los monjes, reconociendo el valor intrínseco de su sistema. Todas esas teorías y alegorías elaboradas contienen un bello objetivo: la armonía por encima del profundo cisma del hombre, reconocido por todas las civilizaciones: la oposición entre el amor espiritual y el físico, o la división del ser humano en dos partes, por encima y por debajo de la cintura. El matrimonio místico interno pretende elevar el sexo más allá del nivel del cuerpo, para realizar la perfecta unión entre la materia y el espíritu, lo que garantiza la libertad a través de amor.

Se cierra esta entrada con unas palabras extraídas del Tai I Gin Hua Dsung Dschï, "El secreto de la flor de Oro", en cuyo texto encontramos un auténtico tratado alquímico. Fue transmitido orálmente en su origen y luego manuscrito por un círculo esotérico de China. Su primera impresión data del siglo XVIII.

"Cuando la perla del Elixir de Vida está lista, puede formarse el embrión santo; entonces el Trabajo debe dirigirse al calentamiento y nutrición del embrión espiritual. Éste es el metodo de la conclusión. Si entonces está formado acabadamente el cuerpo de fuerza del Niño, se debe dirigir el Trabajo de manera que el embrión nazca y retorne a lo vacío. Éste es el metodo de soltar la mano. Desde los tiempos más remotos hasta hoy, ésas no son palabras vacías, sino la sucesión del Gran Sentido en el método real para producir un espíritu inmortal y un hombre santo y eternamente viviente. Pero si el Trabajo ha prosperado hasta aquí, todo lo perteneciente al principio oscuro está consumido enteramente y el cuerpo nace a lo luminoso puro. Si el espíritu consciente se ha transformado en el espíritu primordial, sólo entonces puede decirse que ha llegado a sextuple genio de oro presente. Si no se aplica este método de ennoblecimiento, ¿cómo se quiere entonces eludir el camino del nacer y morir?"



domingo, 9 de mayo de 2010

El "Bosque Sagrado" de Bomarzo


"El Señor al que pertenece el oráculo de Delfos
no dice, no calla: se expresa por alusiones".

Heráclito, Ártemis Efesia


El siguiente texto es el capítulo dedicado a los jardines o "Bosque sagrado" de Bomarzo, perteneciente a la obra de Emanuela Kretzulesco-Quaranta Los jardines del sueño, Polifilo y la místca del Renacimiento. Esta es una investigación sobre el considerado libro más bello del Renacimiento Italiano: la Hypnerotomachia Poliphili (traducido sería algo así como "el sueño del combate por amor a Polia"), llevado a cabo por su autora tras prolongadas pesquisas "detectivescas" en biblioteas, parques de villas y palacios, con el fin de desvelar las claves del relato de Polifilo ("el que ama a Polia"). Historia de amor que es alegoría de un itinerario espiritual, de una iniciación a la sabiduria hermética, pudiéndo ser un equivalente el que se propone al visitante que se interne por los jardines de Bomarzo, y al que invito de forma virtual a los lectores de Fragmentalia.

EL príncipe alquimista que imaginó estos jardines había sufrido una pena de amor: su primera mujer, Giulia Farnesio, murió joven. Esta prueba orientó el ingenio de Vicino Orsini, duque de Bomarzo, hacia la meditación de los últimos fines, el esoterismo y los experimentos alquímicos. Tenía una naturaleza exuberante y alegre, una curiosidad insaciable, un gran sentido del humor y cultura de humanista -heredada de su abuelo Franciotto Orsini-. Los jardines llamados "de los monstruos" no podían por menos de describir un auténtico camino iniciático. El dolor causado por la desaparición de su amada inspiró al esposo la conmemoración de su amor en este vallejo, al pie de la colina de Bomarzo, la antigua Polimartium, donde se alzaba el castillo de los Orsini.
Vicino Orsini, señor del lugar, era nieto de Franciotto, quien era, a su vez, sobrino de Clarisa, la mujer del Magnífico. El abuelo de Vicino había pasado la infancia en Florencia y se había educado con los hijos de Clarisa y de Lorenzo de Médicis, sus primos. Poliziano y Marsilio Ficino fueron sus maestros; escuchó sus lecciones sentado en el mismo banco que Piero y Giovanni, recibiendo la misma formación que el futuro León X. ¿Como extrañarse, pues, del sentido iniciático que Vicino supo darle a su "Bosque Sagrado" de Bomarzo? (Con ese nombre designa su jardín, explicitamente en numerosas cartas.) Las esculturas que lo adornan son conocidas como los "Monstruosn de Bomarzo", pero el término debe entenderse en su sentido latino -el verbo monstrare- de cosas que se muestran, que aclaran (los conceptos). Estos monstra son, en efecto, cosas dignas de verse, dignas de mostrar al público. Para asombrarle y obligarle a reflexionar sobre las abstracciones de las que son expresión, han asumido formas extrañas, capaces de forzar la atención del espectador. De este modo, las estatuas forman en su conjunto un espectáculo asombroso, ilustración de un auténtico cuento de hadas barroco.
Para Vicino, se trataba de encontrar primero y recrear a continuación los símbolos de los jalones de un camino que terminaría con el reencuentro de los esposos después de la muerte. El "Bosque Sagrado" es un jardín del amor "verdadero", el amor que es "más fuerte que la muerte". La última simbología de este jardín estará, en efecto, determinada por el tema de "la muerte de la muerte". Es decir, en el rencuentro de los amantes unidos por "el amor verdadero".

Las esfinges

DOS esfinges vigilan la entrada del jardín, que está situado en una pendiente -verdadera "colina inspirada"- que alegran fuentes. Uno de los graciosos rostros de estos leones ginocéfalos podría ser el retrato de Giulia, la bella desaparecida. La segunda mujer de Vicino, Clelia Clementini, quizá comparta con Giulia el honor de estar representada aquí, aunque su paso por la vida del príncipe no haya dejado mayor rastro oficial que un nombre en el libro de Pompeo Litta, el genealogista de las familias célebres de Italia.
Las esfinges son portadoras de enigmas. Desde la entrada habrá que estar atentos a sus advertencias. En el pedestal de una se puede leer:

TU CH'ENTRI QUI CON MENTE
PARTE A PARTE
ET DIMMI POI SE TANTE
MARAVIGLIE
SIEN FATTE PER INGANNO
O PUR PER ARTE
(Tú que aquí entras con la idea de verlo de parte a parte, dime luego si tantas maravillas se han hecho por engaño o bien por arte)

Apasionado de la Cábala y la alquimia, Vicino, sin duda, entendía por "Arte" el Ars magna de los alquimistas.
En el pedestal de la otra esfinge leemos:

CHI CON CIGLIA INACARTE
ET LABRA STRETTE
NON VA PER QUESTO LOCO
MANCO AMMIRA
LE FAMOSE DEL MONDO
MOLI SETTE
(Quien no va por este lugar con las cejas enarcadas y los labios apretados, tampoco sabrá admirar las famosas siete maravillas del mundo)


El visitante de Bomarzo, después de haberse empapado debidamente de la importancia de la peregrinación que se dispone a emprender, abordará, a la derecha, una avenida bordeada de árboles que le conducirá hasta un sorprendente monumento custodiado por términos de una, dos y cuatro caras. Por medio de ellas se le incita a reflexionar sobre los números: el "Cuatro" simboliza el Tetragrama del nombre divino Yahveh, comienzo y fin de todas las cosas. El "Dos" va más adelante en el misterio del Ser que todo lo encierra: el mismo y el otro. El "Uno" es el símbolo de Dios, el Único. Estos números sagrados, cuyo sentido divulgan los textos de los cabalistas, sitúan inmediatamente al visitante, valga la expresión, en... el camino recto: la diritta via que Dante lamentaba haber perdido cuando se encontró en el inextricable laberinto de una "selva oscura", la selva selvaggia. Este camino lleva al peregrino hacia el primer monumento "monstruoso", "digno de verse", del jardín Orsini.

El monumento de la triple Luz

TODO cuanto está arriba es como lo que está abajo; todo cuanto está abajo es como lo que está arriba...", dice la Tabla Esmeralda de los alquimistas. El Dios Uno en Tres es el modelo de los universos que Él ha creado. El número "Tres" los gobierna.
Aquí, ante el edificio que se presenta a la vista del espectador, se le pone en presencia de una trilogía a la gloria del "Tres", número de la Trinidad. Los tres universos -el de los abismos de la Luz negra, el de las constelaciones que emanan de la Luz Blanca y el de la Luz increada en la dimensión divina- están representados, respectivamente, por una gran boca infernal, un astrolabio que simboliza el conjunto de constelaciones y, por último, dominando todo, un fortín compuesto por cinco torres -una de ellas encima de las demás-, símbolo de la Ciudad de Dios, la Jerusalen celeste, bañada por la Luz increada.
Así sabemos que en todas partes resuena la gloria del Número divino: "en el Infierno, en la Tierra y en el Cielo".
Al contemplar este monumento un pasaje del Zohar, o Libro del esplendor, se observa bajo una luz nueva:


"Sabe que estos palacios celestiales son luz pura, no son ni espíritus, ni almas, ni forma alguna que se pueda percibir con los sentidos. Sabe que estos palacios son: el Pensamiento entrevisto a través del velo. Levanta el velo, y verás que toda la materia es inmaterial.

Matila Ghyka, en su libro Philosophie et Mystique du Nombre, cita este fragmento y recuerda que Eddington y Heisenberg, en efecto, han "levantado el velo" y que la materia se les ha mostrado como inmaterializada en "ondas de conocimiento". En cuanto a Vicino Orsini, el creador de los jardines, se desprende de su correspondencia con el alquimista francés Jean Drouet -recientemente publicada por Arnaldo Bruschi- y de sus relaciones con los intelectuales y artistas de su época, que fue él mismo el genius loci: un humanista de gran curiosidad, con la imaginación tremendemente impresionada no sólo por los textos esotéricos comentados por sus amigos los cardenales Farnesio, Gambara y Madruzzo, sino también por las alegorías ocultas en el relato de las locas invenciones del Orlando furioso, de Ariosto. Estuvo interesadísimo por la Cábala y la alquimia; soñó viajes por Oriente y China. La gran boca infernal que se abre ante el paseante, al final de la avenida de las Termas, tiene un modelo jemer que se puede encontrar normalmente, incluso en el museo Guimet, donde los pequeños leones muestran una máscara idéntica rodeada de los mismos estilizados bucles. La máscara se encuentra bajo el astrolabio y el fortín. El escudo de los Medicis orna la frente del "monstruo": un probable homenaje de Vicino Orsini a Lorenzo el Magnífico, junto a quien se había educado su abuelo Franciotto.(...)
Nacido el 4 de julio de 1523 y muerto en 1583, Vicino Orsini mantuvo continuadas relaciones no sólo con el alquimista Jean Drouet, sino también con los más sabios cardenales de su época: Farnesio y Gambara, a quienes visitó con frecuencia en sus cercanas residencias de Caprarola y Bagnaia. Y al cardenal Madruzzo, de Trento. La correspondencia de Vicino demuestra su profundo interés por el mundo intelectual. Especialmente, se encuentran referencias a Cardano y a Rabelais.(...)
Por otro lado, las relaciones del duque con Francia fueron numerosas. Su amistad con el cardenal de Rambouillet -a quien llamaba, familiarmente, Ramboglietto- le movió a visitarlo. Así es como vemos al duque en Rambouillet, desde donde, sin duda, no dejó de acercarse a la corte de Francisco I. El profesor Arnaldo Bruschi, de la Universidad de Roma, ha señalado una similitud entre el emperador Adriano, al crear su villa Tívoli, y el señor de Bomarzo, al crear, en su feudo, el palacio y el "Bosque Sagrado". Ambos pusieron en sus residencias favoritas la ilustración alegórica de sus pensamientos más profundos y más secretos. Como hizo Francisco I en Fontainebleau. Y, más tarde, Luis XIV en Versalles.
Cuando contemplamos la cima del monumento dedicado, aparentemente, a la gloria de la Luz -aquí, en Bomarzo- otro pasaje del Zohar nos viene a la mente: la torre más alta de La Ciudad de Dios nos conduce hacia "un misterio de los más secretos, el infinito (que) hace brotar el punto fulgurante, origen de la luz".

Los amantes de Bomarzo. El laberinto desaparecido y el templo del Amor

(...)Loco de amor "verdadero", Vicino quiso eternizar el "loco amor", esa pasión que saca al hombre de su piel -como a Marsias- y le proyecta en la eternidad. No vacila ante la más ardua empresa que su imaginación es capaz de proponerle: crear la octava maravilla del mundo.
Sin dejarnos influir por la leyenda que tiende a mostrarnos este jardín como un harén de monstruos, apresurémonos tras los pasos de Vicino; sigámosle en su reflexión sobre el destino del hombre y su puesto en el universo. El enigma por desvelar es la mujer; ella es la caverna, el receptáculo, el útero, la portadora de vida. Y puesto que ella es el enigma, ella es también la esfinge. Como Lucrezia para Lorenzo -y para Polifilo-, Giulia es la "puerta estrecha" de la iniciación. No es casual el hecho de que Platón ponga en boca de una mujer, Diotima, las palabras reveladoras de los misterios:

"En efecto, el verdadero camino del amor... es comenzar por las bellezas de aquí abajo y, con los ojos fijos en la belleza suprema, elevarse sin pausa pasando por todos los peldaños de la escala: de los cuerpos bellos, a los sentimientos bellos; de los sentimientos bellos, a los conocimientos bellos, se llega al fin al conocimiento por excelencia, que no tiene más objeto que lo bello en sí...

Después de haber contemplado el monumento a la "Triple Luz", el paseante de Bomarzo, volviendo sobre sus pasos, se sumía -en la época de Vicino Orsini- en un laberinto de seto esculpido, a la salida del cual se hallaba ante un pequeño templo dedicado al Amor que, afortunadamente, todavía existe. Amor y Muerte en la simbología del decorado; como la Luz blanca se opone a la Luz negra y la Materia a la Antimateria.
Un templo puede ser el "retrato" de una mujer, su "imagen", por medio del simbolismo de los números que rigen sus proporciones. El recuerdo de la belleza de Giulia, la amada, servía de punto de partida para la evocación dela belleza en Sí, de la que ella era "reflejo". "En la Hélade, cuyas riberas había escogido Anadiónema para nacer (el Número), fue a la vez la traducción plástica de la eurítmia de un hermos cuerpo humano y de una sinfonía musical". El arquitecto Vignola hizo de este pequeño templo un modelo de perfección mediante el Número de Oro y la Divina Proporción. Una calavera y dos tibias cruzdas recuerdan a la entrada que la amada espera a su señor más allá de la "puerta estrecha" que conduce a "la plena luz del día". El frontón recuerda al del Serapeum de Éfeso, construido por orden de Adriano. ¿Habría conocido Pirro Ligorio este Serapeum? Es probable, pues nada concerniente a Adriano dejaba indiferente al arquitecto de Villa d'Este.

La Gigantomaquia

LA meditación acerca de la creación de la luz en el universo visible, sobre los misterios de la vida y de la muerte, despierta la mente a las realidades del entorno. No hay mejor camino para acercarse al conocimiento del Creador que el que se abre a la Creación. El estudio de la naturaleza es el primer peldaño del templo de la Sabiduría. Y este estudio empieza por el examen de los vestigios de la formación de la Tierra. El mito de la Gigantomaquia -el combate de gigantes- esconde el relato geológico referente a los orígenes del planeta. Es, además, el primer objeto de estudio del alquimista, como lo asegura el alquimista santo Tomás de Aquino. Aquel que fue llamado "Doctor Angélico" por la pureza de su doctrina, remitiéndose a Alberto el Grande, Gerbert d'Aurillac (Silvestre II) y Avicena, afirma que comenzó "considerando los principios de la NATURALEZA, y encontrando en ellos la vía de la Verdad". Y de ahí pasó a una serie de experimentos con los metales, procediendo para ello según los procesos naturales de interacción de los elementos.
El mito de la Gigantomaquia es, pues, la clave de un camino iniciático que el filósofo deberá seguir. Pero el filósofo, a lo largo de toda su búsqueda del Conocimiento, demuestra ser también un experimentador que abre camino a la ciencia moderna. Con todo lo que se ha dicho de los alquimistas, acusados de herejía, de brujería y otra infamias, ¡descubrimos en santo Tomás de Aquino, el más venerado doctor de la iglesia, a un adepto de las prácticas alquímicas! Hay que leer sus dos tratados, De Lapide Philosófico y Thesaurus Alchemiae para descubrir cual fue su actividad en este terreno.


Aquí, en Bomarzo, el brutal gigante descuartizando a un andrógino podría representar la montaña que separa en dos partes una llanura, en el curso de una convulsión telúrica. Vemos ahí un recuerdo de los montes surgiendo del magma primordial y separando la tierra de las aguas. Como las piernas del andrógino, los cursos de los ríos se dividen brutalmente por nuevas formas rocosas, provocadas por erupciones.
Un busto de Pan, erigido sobre un pedestal, nos informa de que aquí comienza un itinerario filosófico y poético.
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La fama avanza hacia la ballena sobre la tortuga gigante
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YA que se trata, para el peregrino de Bomarzo, de meditar sobre las condiciones de vida necesarias para conseguir dominio del destino, contemplará, tras la Gigantomaquia, una tortuga gigante rematada por un globo encima del cual se mantiene en equilibrio una joven idealmente bella. Con los brazos levantados debía sostener la trompeta de fama. Si la tortuga representa la Tierra, la victoriosa ninfa Niké, que establece un vínculo religioso entre el globo terráqueo y el Sol divino, podría ser el símbolo del Anima Mundi velando por el destino de la Tierra durante el viaje de ésta hacia el Tiempo. Su trompeta proclama, al final de los tiempos, el cumplimiento de su destino. La tortuga, en efecto, avanza lenta pero inexorablemente hacia la boca abierta de una enorme ballena. La ballena de Jonás era un símbolo de la muerte, del tiempo que todo lo traga, y de la resurrección al tercer día. Habría, pues, aquí, en lo profundo de este vallejo en el que canta un manantial, un grupo escultórico destinado a inducir a la meditación sobre el camino del planeta en el cosmos. Un camino limitado en su duración. Sic transit gloria mundi... Hagamos notar que la tortuga portadora de una estela existe en China. Representa la Tierra unida al Cielo por el eje cósmico. Aquí se proclama el destino final: al final de los tiempos, la victoria sobre la muerte estará asegurada por la resurrección.

Una harpía con cola de pez

ENCARAMADA sobre una terraza ajardinada, representa el elemento marino, la sal amarga necesaria para cualquier tipo de vida en la Tierra. Frente a ella:

Una sirena bífida y una pareja de leones

ESTE grupo recoge el tema de las fuerzas que presiden la eclosión de la vida en la tierra empapada de agua. Estas fuerzas, tradicionalmente, se representan con una máscara de león que vierte el agua de las fuentes. Son las que antiguamente invocaban las jóvenes novias cuando se bañaban, la víspera de la boda, en el nacimiento de un río, pronunciando la invocación sacramental: "Fecunda, pare, re-pare".
Aquí, el grupo de la sirena y los leones representan la fertilidad de la tierra irrigada. El elemento acuático está simbolizado por la sirena, que vive en el agua; la fuerza del fuego solar, por los leones. La pareja de leones con las cabezas divergentes es la representación mitológica de la energía cuya acción se traduce en la circulación del fluido vital por la savia de las plantas. Una energía bipolar, como la electricidad. Recordemos que Adriano situó una sirena bífida en el frontón del Serapeum que erigió en Efeso, que Colonna (¿descendientes de los julii?) adoptaron el emblema y que se encuentra en El sueño de Polifilo.

El oso heráldico de los Orsini

EL oso, de pie, ofrece al peregrino la rosa, símbolo de la perfección de las estructuras celestes como Dante las evoca en su visión del Paraíso. Con esta promesa de felicidad, el visitante de Bomarzo -en tiempos del duque Vicino- podía sumergirse en el agua purificadora de un estanque rodeado de Bellotas y de Piñas esculpidas en la piedra. Purificado gracias a las abluciones, el visitante podía esperar "la apertura" de su cerebro a los asuntos del espíritu. La Piña representaba, para los humanistas, la glándula pineal, órgano encargado de las funciones de contacto entre lo visible y lo invisible.No nos extrañe ver desarrollarse aquí esta sucesión de alegorías referentes a temas típicamente humanistas: ése era el ambiente en que se formó la cultura de Vicino Orsini. No sólo tuvo por amigos y consejeros a los más cultivados principes de la iglesia de su época -fieles a la tradición humanista-; no sólo tuvo en su casa, viviendo, a célebres hombres de letras como Annibale Caro, sino que, en su propia familia, encontramos al bibliotecario Fulvio Orsini, cuyos libros constituyen actualmente una de las más importantes colecciones de la biblioteca del Vaticano. Este Fulvio, hijo natural de un Orsini, fue, en su edad madura, preceptor del joven Odoardo Farnesio, cardenal a los diecisiete años, a quien se debe la Galeria de los Carraches del palacio Farnesio de Roma. Los "hijos del oso", como se llamaba a los Orsini, eran, ciertamente, "amantes de la Sabiduría" cuando el jardín de Bomarzo fue concebido y realizado.

Cerbero o el decenso a los infiernos

El perro infernal de tres cabezas es el guadián de un sendero que conduce a la Boca de la verdad; obligaba al peregrino -fortalecido por su bautismo, con el alma dispuesta a experiencias metafísicas- a meditar sobre los últimos fines.


La gruta o Boca de la verdad


OGNI PENSIER VOLA
(Todo pensamiento vuela)
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ÉSTA es la inscripción que se lee, grabada en el labio superior de la enorme boca abierta en lo alto de un pedestal en escalones, dispuesta -se diría- a engullir al peregrino que hubiera osado grabarlas. ¿Cómo no recordar la Medusa aullante de Palestrina, guardiana del santuario superior donde el peregrino debía rcibir las lecciones de Atenea? Nos vuelve a la mente la enseñanza de Platón (Rep., VII) : el conocimiento que sólo depende de las sensaciones es semejante al que puede tener un prisionero encadenado al fondo de una caverna, de espaldas a la luz. Sólo conoce las sombras de los objetos proyectadas desde el exterior sobre la pared; la verdadera apariencia de los objetos, tal como se representa a la plena luz del sol, escapa a los sentidos del prisionero.
A la salida de la gruta, que le habrá ofrecido el medio de nacer de nuevo por un retorno a la matriz (regressus ad uterum), el visitante de Bomarzo se verá deslumbrado a la vez por el sol y por las alegorías de "otra" realidad. Más adelante se ofrecerán a su vista.
Ariadna dormida le ofrece al visitante el hilo. En sueños se hará patente el vínculo existente entre el mundo visible y el invisible. Omnia human nisi somnium esse, docet Poliphilus.

Pegaso

EL caballo alado rapta al peregrino, transportándole al Empíreo para que beba en las fuentes de claridad.

El elefante rematado en una torre



















ESTE monumento recuerda tanto al Elefente portando un obelisco de Polifilo como a innumerables elefantes indios portadores de palanquines. Aquí la Turris Sapientae sustituye al obelisco. El "maestro en pensar" está encaramado al craneo del animal ("aufer caput", decía Polifilo). El elefante levanta con la trompa al neófito vestido con túnica y con la coraza de "combatiente" (por amor a la Sabiduría...). Apartado del suelo, este nuevo Polifilo tendrá un lugar en la torre, donde podrá meditar sobre las enseñanzas del maestro; en especial, sobre las relativas a la futura resurrección.

Bona Dea o Mater Matuta

ESTA imponente representación de la fecundidad en el reino vegetal ofrece al neófito una inmersión en "las aguas de la vida". Le ayudan efebos con alas de libélula adornados de "medallones" Médicis. La exuberancia de los dones de la Providencia ofrece al adepto un flujo vital renovado, cuando se produce el renacimiento de la vida en la naturaleza, en pimavera.
El hilo de Ariadna permitirá al visitante encontrar el camino del jardín secreto de la Fuente de Vida, cuando haya vencido al dragón. Ariadna dormida sueña el itinerario que acaba allí donde el dragón defiende el enclave de Venus.

El dragón haciendo frente a una fiera

EL guardián defiende la entrada de los lugares consagrados a la Fons Vitae contra los asaltos de las fuerzas impuras que representa la loba. En sus alas las "medias lunas" de los Piccolomini son un homenaje al humanista Pío II.

La fuente de Neptuno

CUANDO haya cruzado (idealmente) el mar, el peregrino desembarcará en la isla de Citera, donde se halla la fuente. Neptuno guarda la fuente que le está consagrada . Vigila sobre ella, como un perro guardián, un gran delfín con la boca abierta. Jarrones cubiertos de inscripciones nos proporcionan el pensamiento de Vicino Orsini relativo a "Los Trabajos y los Días" de la vida. El Cantharus -vas electionis- representa el Grial, la copa dionisiaca y la embriaguez de quien beba en la fuente de la sangre divina.

La torre de meditaciones

ACTUALMENTE inclinada y a punto de hundirse, esta casa cuadrada parece haber estado destinada antes a la lectura y la meditación a la fresca sombra de los árboles. Una inscripción atestigua que el cardenal Madruzzo amó este sitio de retiro; junto con sus amigos Gambara y Farnesio, uno procedente de Bagnia y el otro de Caprarola, visitaba con frecuencia al duque de Bomarzo, en su "Bosque sagrado". Los tres cardenales habían recuperado, en el siglo XVI, las ideas y las investigaciones de los papas humanistas del XV, Nicolás V y Pío II; así como las de la tríada de cardenales "ilustrados": Nicolás de Cusa, Prospero Colonna y el griego Bessarión, fundador de la Biblioteca de San Marcos de Venecia. El hilo de Ariadna de las "Luces" nunca se había roto en la iglesia. En el año 1000 lo tenía Gerbert d'Aurillac, que había estudiado en España entre los árabes. Sin embargo, en el siglo XVI la tensión entre los representantes de las "Luces" y representantes de los "inquisidores oscurantistas" era tan fuerte que más de quinientos italianos fueron quemados a causa de sus ideas "heréticas"; sus nombre -ignorados por el público- sólo constan en las actas de los procesos. La complejidad de los problemas planteados por los "herejes italianos" del siglo XVI, a menudo dispersos por Suiza, Inglaterra, Holanda y Polonia, está minuciosamente consignada en la obra de Delio Cantimori Eretici italiani del Cinquecento. Respecto al duque de Bomarzo, hubo una investigación llevada a cabo bajo la dirección de los cardenales "reaccionarios" Scipione y Ottaviano Santacroce. Pero la investigación se archivó, gracias a las protecciones de que gozaba Vicino Orsini en el seno de la Curia por parte de los partidarios de las "Luces". Fue forzoso reconocerle la calidad de "sincero cristiano", de lo que da prueba, por otro lado, la hermosísima capilla de Santa María della Valle que erigió cerca del pueblo.

La Caverna de las ninfas

CINCO encantadoras niñas representan los Cinco Sentidos que Polifilo había encontrado a la salida del templo de la Fortuna. Se las ve aquí en nichos, llevando las señales de los Sentidos que representan: el espejo para la Vista, el jarrón para el Olfato, un racimo de uvas para el Gusto... Desgraciadamente, están mutiladas y sólo se pueden adivinar los emblemas que llevaban. Una inscripción medio borrada advierte al peregrino de lo que aún tiene que entender:

L'ANTRO, LA FONTANE, IL LI (¿bro?)
D'OGNI OSCURO PENSIER G... (?)
(La caverna, la fuente, el libro (liberarán a quien los conce) de todo oscuro pensamiento]

Ya dueño de sus cinco sentidos, el peregrino queda liberado de los pensadores "oscuros" a los que están abocados quienes son sus esclavos. Esclavos como los que Platón describe en su pasaje relativo a la Caverna.

Las tres Gracias

EN un nicho invadido por la hiedra se ve a las Cárites enlazadas entre sí. El murmullo de un arroyo en el bajo bosque recuerda el sentido del mito de las Charis dada, recibida, devuelta: el fluido divino del que son portadoras las tres Hermanas.

Afrodita o la Fons Vitae

Versión de la Fons Vitae en la Hypnerotomachia Poliphili

HE aquí, por último, a Afrodita defendida por un dragón que ella domina. Sostiene en las manos, en ademán de ofrenda, una concha cuya perla -representa a la vez el germen de la vida y la "verdadera" doctrina referente a la eclosión de ésta- era antiguamente el punto de partida de un "chorro de agua viva". Recordando un versículo bíblico, el "agua viva" brota de sus senos. La misteriosa sonrisa dela estatua es una promesa de felicidad. Si la fuente no estuviese seca, con sólo beber esta agua uno se sentiría ligero y feliz... Tan ligero y feliz como un pájaro que vuela en remolino hacia el cielo, por encima del castillo de ese visionario que fue Vicino Orsini.Un unicornio mutilado, tendido en el prado, representa el "reposo de peregrino" al término del "Combate por amor a la Sabiduría".Una estela invertida nos informa de que el prícipe Vicino Orsini terminó este jardín en el año 1552. Yque lo creó "para dar libre curso a su corazón":

SOL PER SFOGAR IL CORE